Cuando el clima se hace parte de la buena suerte, el Mirador del Fitu llega a ofrecernos una vista totalmente indescriptible (algunas personas aseguran avistar Gijón). Esta atalaya, en forma de balcón redondeado y a la cual se accede por una escalera de pocos metros, se conserva hoy como un lugar desde el cual podemos degustar de más de 100 kilómetros de playa, que a su vez se combinan con un vista intensa del macizo montañoso, constituidos por la Reserva Natural del Sueve, el Parque Natural de Ponga y el Parque Nacional de los Picos de Europa.
La experiencia del mirador, otrora calzada romana y cuya etimología responde a lugar de convergencia de paisajes, consigue suspendernos a una altura de 1100 metros sobre el nivel del mar para regalarnos gentilmente la costa cantábrica al norte, Ribadesella, Villaviciosa y la carretera de Colunga. Al Sur, los parajes de Covadonga y Parres, y para rematar, los deslumbrantes Picos de Europa y la Cordillera Cantábrica. Su ubicación es tomada en muchas ocasiones como punto de partida para conquistar el Picu Pienzu, o como sede de la competencia automovilística de montaña “Subida al Fito”, vigente desde 1970.
Para llegar al Mirador del Fitu podemos partir desde el sur (Parres en Arriondas) o desde el norte (Loroñe en Colunga) hasta llegar a la Sierra del Sueve, donde se alza esta estructura de hormigón y cemento que se hace eco de las maravillas naturales de Asturias. Su inauguración en 1927 fue posible gracias al esfuerzo de los pobladores y el propio Principado de Asturias en aras de destacar el contraste tan peculiar de la zona, cuyo matrimonio entre mar y montaña deslumbra al visitante desde los primeros momentos, y le incita a continuar nuevas rutas de senderismo a lo largo y ancho de la costa cantábrica.