
El cántabro, también conocido como “cántabru” o “montañés” es una lengua de Cantabria que se encuentra próxima a la desaparición como consecuencia de un drástico retroceso en el uso de esta lengua en las dos últimas décadas, especialmente.
Esta Comunidad Autónoma se encuentra formada por territorios con marcadas identidades y por colectivos y partidos políticos que defienden las mismas como un patrimonio que necesita ser conservado y reconocido como tal, como es el caso del Conceju Nacionaliegu Cántabru (Consejo Nacionalista de Cantabria o CNJ) o Alcuentru, que trabajan para incorporar el patrimonio cultural de la comunidad a la educación.
Origen del cántabru
Por el nombre que recibe, bien puede pensarse que hace referencia a los pueblos cántabros originales, los guerreros que opusieron resistencia ante la expansión del Imperio Romano en la Península Ibérica. Lo cierto es que, según las personas que investigan esta lengua, el cántabru no es más que una lengua romance, de igual manera que lo es el gallego o el catalán, que pertenece al tronco asturleonés, haciendo que el montañés sea una variedad de este idioma surgido del latín vulgar, con rasgos de transición hacia el dominio castellano.
Las fuentes del cántabru
Uno de los argumentos más utilizados contra la existencia del cántabro como lengua es la que afirma que no existen fuentes escritas. Sus defensores, no obstante, mantienen que la tradición de esta lengua siempre ha sido oral, un hecho que explica que ha ido castellanizándose de manera progresiva.
Bien es cierto que no se puede afirmar que no exista una constancia escrita del cántabru en la literatura, ya que a finales del siglo XIX y principios del XX algunos autores destacados de la época como Francisco Cubría o José María Pereda sí recogieron el habla cántabra a través de personajes que hablaban en su propia lengua.
Además, existen ciertas recopilaciones de vocabulario cántabro desde finales del siglo XIX que se recogían en la literatura costumbrista, como la de los autores previamente mencionados.
Al borde de la desaparición
Como indican en yoopit.com, si se consulta el último Mapa de lenguas en peligro de extinción que compuso la UNESCO, se observa que aparece marcada como “En peligro” el asturleonés y, dentro de éste, se cita de manera explícita el cántabru.
La UNESCO se basa en un criterio de trasmisión generacional la clasificación de las lenguas como en peligro o extintas. De esa manera, se entiende que esta lengua aparezca clasificada de esta manera, ya que actualmente el montañés tiene un perfil general de hablante que es, mayoritariamente, el de las personas de mayor edad que vienen en entornos rurales. Esta es una de las razones por las que muchas personas y partidos políticos de esta Comunidad Autónoma afirman que el montañés “sólo es castellano mal hablado”, ignorando el acervo cultural de una lengua propia.
Pero, ¿por qué el montañés está en desuso? Lo cierto es que, al ser una lengua romance, su conservación es verdaderamente difícil, en especial porque, a lo largo de los años, esta lengua ha ido mezclándose con la lengua oficial castellana. Tanto es así que algunas de las palabras o jergas más propias del cántabru aparecen recogidas en los diccionarios de la RAE (Real Academia Española).
Defensa del cántabru
Ciertos colectivos pertenecientes a la Comunidad Autónoma de Cantabria luchan por la defensa, difusión e investigación del cántabru como Patrimonio Inmaterial de la región. Sin embargo, tropiezan con algunas polémicas que dificultan que se pueda reivindicar la existencia de esta lengua cántabra. Son principalmente, las relativas a su denominación como lengua, variedad lingüística o dialecto.
Desde colectivos como Alcuentro tienen claro que las polémicas que hacen referencia a la clasificación del cántabru responden a criterios políticos, por lo que eligen centrarse en trabajar sobre el montañés y conseguir que éste pueda ser declarado como patrimonio en la Comunidad Autónoma y gozar, así, de la defensa que necesita para salir de la amenaza de extinción que acecha sobre ella, de igual manera que lo hacen los dirigentes de ADIC (Asociación para la Defensa de los Intereses de Cantabria).